Se habla porque se tiene boca, se escribe porque se tienen dedos... ¡Ufanarse de ser contradictorio! ¡Es creerse que uno es capaz de decir algo!
Nada más hay voces capadas, porque no hay nada concreto del otro lado en lo que puedan hacer eco...
Quién tendría el látigo eficiente, para expulsar a los vendedores del templo de la comunicación...
El muy acibarino siervo de vuestras solas reverencias
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