lunes, 10 de abril de 2017

Agarradísimos, nojugadísimos

Carlos Catani, celebérrimo pastor de un tercio de los fieles católicos burzaqueños y ubicado bien a la izquierda del dial, tenía un fichero muy fecundo de anécdotas de su pasado de cura tercermundista y suburbano.
Relataba que, una vez, una comitiva de Testigos de Jehová del barrio, motivados por su parla de twittero noble y de cara descubierta -virtud que pocos twitteros tienen-, fueron a visitarlo para ponerlo a prueba, cual fariseos, con esas cuestiones con que los amigos tocatimbres gustan de intentar  hacer pisar el palito a los hijos de la Iglesia: que si Jesús tenía hermanos, que si la cruz era en realidad un poste, que si Jesús se peinaba hacia la derecha o raya al medio.
El intrépido cura aceptó de buena gana debatir públicamente esas cuestiones con ellos -asuntos de primera necesidad espiritual, por cierto...- y les indicó que con gusto se uniría a su asamblea si conseguían demostrar que sus argumentos teológicos apostólicos y romanos fallaban. ¡Aires de excitación se colaron entre los sembradores de revistitas! Poco les duró cuando les propuso que si, por el contrario, Catani terminaba teniendo la razón, ellos deberían empezar a ir a sus misas. El resultado fue un masivo mutis por foro, como lo hicieron los que no se atrevieron a arrojar la primera piedra.
Así siguen los cristianos llenos de grietas, y hacia ahí enfila nuestro país, si seguimos amurados al pony, tratando de voltear de un chancletazo al jinete enemigo...

El muy repodrido siervo de sus reverencias

domingo, 24 de enero de 2016

Siga, siga, no hay nada que ver aquí

Hoy a la tarde volvía bastante meditabundo sobre las cosas de la vida, «las puntas de la vida», diría Manolito.
Desde que busqué la parada del 79 hasta que llegué a casa me crucé con un señor que me preguntó por un hotel alojamiento -le contesté que no era de la zona-, una señora en el colectivo que estaba atribulada por el calor y por su plan de $ 17 de Movistar que no respondía -le recomendé que insista con el *611-, un pibe que quería llegar de Burzaco hasta Monte Grande -le comenté que a esta hora lo mejor es el tren combinando en Temperley-, y un motoquero perdido por el horrible sistema de numeración de las calles del barrio -le indiqué que se fijara una cuadra más, en la casa de ladrillo-.

Es muy difícil perder la fe en lo que no se ve, cuando te da tantas señales de que algo hay, y que posiblemente tenemos siempre la respuesta correcta a las preguntas mal formuladas.


El muy creyente siervo de vuestras reverencias

jueves, 24 de diciembre de 2015

No contar el vuelto

Curiosidades del mundo: En la Capilla La Merced de Burzaco, la comunidad suele dedicarse en la oración no sólo a pedir por las necesidades, sino también a dar gracias por lo recibido.

Por lo general nos acordamos de la divinidad a la hora de requerir, pero pocas veces damos gracias espontáneamente. O no nos atrevemos a dar gracias porque no estamos acostumbrados a ver el vaso algo lleno, aunque esté casi vacío.

Estaría bueno intentar dar gracias esta noche. Y si ya tenemos esa luminosa costumbre, probar dar más gracias. Siempre hay motivo y espacio para más.

A fin de cuentas, el agradecimiento es amor, amor termodinámico. Qué vale más que eso.

Feliz Navidad, alegre Janucá, alocada Kwanza y solemne y digno Ramadán.


El muy agradecido siervo de vuestras reverencias

viernes, 5 de junio de 2015

No apoyo la marcha

Ni la censuro, porque me emociona hasta hacerme lagrimear ver que las personas puedan reunirse y plasmar en signos sus ideologías. No me veo motivado a estar a favor de una manifestación cuando considero que se fundamenta en la reacción, pero me da ganas de vivir ver cómo la libertad se mueve sin andar mostrando salvoconductos.
Si quien está leyendo esto no tiene el vicio de la taxatividad, asumirá fácilmente que pese a lo que acabo de afirmar no soy un detractor del movimiento, porque yo nunca golpearía ni mataría a una mujer -ni a un hombre-, ni incitaría activa o pasivamente a otros a hacerlo, ni aprobaría que otros lo hayan hecho.

Por lo general les cedo el asiento. Un poco lo hago por costumbre, porque de chico me mis padres me inculcaron bienintencionadamente que "eso es de caballeros", pero básicamente lo hago porque tengo en cuenta que la mujer en promedio tiene menos resto físico y, quién sabe, puede estar menstruando, aceptando o soportando los mecanismos que su organismo realiza para una función que no eligió o de cuyas consecuencias prefiere no hacer uso. Respeto lo que cada uno desee hacer con su cuerpo, siempre que respete la dignidad de los cuerpos ajenos.
También tengo por costumbre dejarlas pasar primero, abrirles la puerta y ofrecerles cargarles las bolsas. Admito a la mujer que acepta con buen tino esos "gestos" sonriendo, como así a la que graciosamente los rechaza; en este último caso, disfruto si juntos podemos bromear sobre estas actitudes que no están basadas en la sublimación de mis postulados machistas y dominantes sino en la cordialidad, en el peor de los casos.
También admiro a la dama que se pasa la jornada entera en tacos, incluso si es para conseguir la aprobación de sus pares féminas, antes que los favores de un Don Juan. Tampoco protesto cuando veo a una mujer progresar porque abusa de su atractivo físico o su buena predisposición para el goce venéreo, aun cuando eso me pueda perjudicar a mí o a otros en alguna aspiración. No está escrito que las promociones deban estar basadas en los méritos inherentes a la tarea que se va a desempeñar.

Rechazo la violencia física, así como desprecio que otras mujeres agobien o aíslen a otra porque no les gusta su estilo o porque su silueta no se condice con los estándares geométricos que ellas consideran aprobables. "No todas las mujeres son así". Claro, no generalizo. Pero tampoco todos los varones andamos con el puño cerrado listo para impactar sobre un ojo que tiene dos cromosomas X o dañar ovarios con una patada. "Sangrále la cara" lo escuché de una chica, no de un boxeador amateur. Eso también lo repudio.
No replico cuando justifican sus actos poco medidos emocionalmente declarando "y bueno, soy mujer", porque sé que polemizar no favorece a nadie. Las escucho y tomo en consideración sus postulados, aunque sea posible que alguna pueda bajarme el pulgar sin siquiera saber qué siento o pienso yo simplemente porque tengo un pene, aunque en muchos aspectos yo no me maneje o perciba como el varón estándar.

Aunque esté un poco cansado de un sistema que muchas veces nos invita a defendernos antes que a afirmarnos, o que prefiere querellar antes que convencer, creo que uno de los pocos motivos por los que arriesgaría impulsivamente la vida es proteger la libertad de expresión, más si sostiene un derecho legítimo.

Realmente, estoy un poco hastiado de todo, pero de todo posta; sin embargo sigo sonriendo, apostando y aprendiendo, porque todavía creo que todos podemos animarnos a amarnos unos a otros, y a aceptarnos y querernos, no por qué somos, sino porque somos.

Ojo: esto no es una declaración de principios: es un desahogo nada más.


El muy humilde sierv@ de vuestras reverencias

miércoles, 3 de junio de 2015

Las polemistas de Hamelin

«Las damas sensibles y responsables no quieren votar», dijo el presidente estadounidense Cleveland en 1905.


¿Y el amor dónde está en todo este sistema? Ah, no: preferimos prescindir de esa hipótesis, porque nos da miedo.


El muy humilde siervo de vuestras reverencias

jueves, 1 de enero de 2015

No al himno del frustrado

He llegado al hastío de oír las
siguientes frases:

«Yo merezco...»
«Tendrían que reconocerme que...»
«Al final, soy el único que...»
«Durante todo este tiempo siempre fui yo quien...»
«Me cansé de pensar sólo en los demás».

Relax, la capacidad de frustración suele estar directamente relacionada con la de la expectativa que ponemos.
Ahorre energía, más en este verano de recortes.

El muy «Bucay» siervo de vuestras reverencias

viernes, 19 de diciembre de 2014

Borges sí dijo esto

No todo Borges era canyenguismo de salón u orfebrería petulante sobre mitología nórdica. También le hizo una poesía a un gato.

A un gato



No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.


De El oro de los tigres


Pero que hagan decir a Borges frases chochas que podrían haber sido escritas la pared de una letrina de geriátrico me parece demasiado. ¿Por qué esa manía de poner en nuestros muros frases bonitas y vacías, y rematarlas con una autoría falsa y rimbombante?

El aléphico siervo de vuestras reverencias