... cuando fue el golpe militar de Onganía, y no quedaba bien criticar a los recién llegados.
¿Y ahora la bastardean haciéndola decir frases apócrifas de batatas resentidas, secretoras de conmiseración lastimosa, doctoradas en planchado crónico, promotoras de la ortografía raquítica?
Repito: basta de manosear a Mafalda.
El muy iracundo siervo de vuestras reverencias.